miércoles, 17 de julio de 2013

Educación y dignidad, por Guillermo Sucre





ENTREVISTA / Publicada en TalCual
Guillermo Sucre: Educación y dignidad
Sandra Caula

“No ha sido nunca un escritor panfletario, Dios nos libre, pero sí comprometido. Comprometido con la escritura y con el estilo, con la conciencia y con la democracia, que en cierto modo vienen a ser una y la misma cosa. Su voz ha sido un llamado a asumir la responsabilidad del escritor, a reconocer la necesidad de hacerse cargo de un legado de cultura y de civilidad, de una tradición que es imposible si la libertad falta. Ese es y ha sido siempre Guillermo Sucre. Uno de nuestros más finos poetas, un ensayista primoroso, un profesor inolvidable al que tanto deben generaciones de escritores y estudiosos venezolanos.

La Fundación del Valle de San Francisco y la Cooperativa Editorial Lugar Común han celebrado sus ochenta años con un volumen modesto y precioso que surgió de sus actividades docentes: La Libertad, Sancho. De Montaigne a nuestros días. El tema no podría ser más oportuno. Se trata de una selección de textos muy particulares con introducción y comentarios suyos. Cervantes, Etienne de la Boètie, Montaigne, Spinoza, Camus, Mariano Picón Salas, Kolakowski, Isaiah Berlin, Amos Oz. A primera vista podría decirse que nada los reúne, salvo la constancia de las lecturas de Guillermo Sucre. Pero en todos los textos seleccionados encontramos una preocupación por revelar cuán ajenos a la dignidad humana son el despotismo, la idolatría de un jefe y el fanatismo. Sobre esos temas conversamos con el escritor.

SC: Una paradoja del mundo contemporáneo es que quizás nunca hubo tanta preocupación de los derechos del individuo, por un lado y, al mismo tiempo, tantos Estados empeñados en uniformar y reglamentar las conciencias. Pareciera que la vida democrática requiere una formación espiritual muy particular. ¿Qué elementos considera necesarios para esa educación para la dignidad a la que se refiere en la introducción del libro y que menciona Kolakowsky en una de las citas elegidas por usted para presentarlo?

GS: Creo que ya en el mundo moderno, después del Renacimiento, el hombre ha buscado una liberación por medio de la Educación. No me siento apto para sintetizar ese proceso. Recordamos a Montaigne, entre otras cosas, como uno de los fundadores de los estudios liberales. En nuestro país, después de la muerte de Gómez, uno de los fundadores de nuestros estudios liberales fue Picón-Salas. Todo el siglo XX, después de 1936, nuestra educación fue un sostenido esfuerzo por formar conciencias libres, no sólo profesionales eficaces. A partir de 1998, con el cambio tan radical de régimen, se ha tratado de imponer una educación que busca negar y aniquilar al que no lo apoye, o al mundo que lo precede o que ayude a ese proceso. Este régimen no inventó nada nuevo y se comporta de manera semejante a los gobiernos totalitarios. Como dice Kolakowski –de acuerdo a su experiencia dentro del comunismo– el arma secreta del totalitarismo es emponzoñar con odio toda la trama espiritual del hombre, generando, a su vez, la vanidad del odio, es decir, apostar a ser el más radical en el odio al adversario o al que se le oponga.

Así, pues, neutralizar el odio debe ser uno de los objetivos principales de una educación para la libertad, y fomentar con ello la convivencia democrática y la tolerancia. “Es preferible morir a odiar y temer; es preferible morir dos veces a hacerse odiar y temer: ésta debe ser la máxima de toda sociedad organizada políticamente”, esta es la frase de Nietszche que Camus cita como epígrafe en uno de sus libros, en el que habla de que sólo la fuerza del diálogo es capaz de vencer a la fuerza del terror. Proscribir el odio, hacernos aptos para el diálogo y la convivencia son algunos de los requisitos para la formación del espíritu democrático.

SC: El liberalismo, decía Ortega, es la suprema generosidad, proclama la decisión de convivir con el enemigo. Demócrata es quien admite que el otro puede tener razón, dice Camus, y acepta reflexionar sobre sus argumentos. Me gustaría que comentara esta relación entre la generosidad y la posibilidad de dialogar, de conversar, que aparece en varios textos del libro.

GS: En lo que dije antes creo haber hablado un poco de lo que ahora me pregunta. Lo que ocurre es que no se puede hablar de espíritu democrático sin aludir a esos mismos términos de generosidad, convivencia, diálogo, y otros análogos. Y es que todo parece partir de la actitud que tengamos frente al otro, a nuestro semejante. Cuando Ortega dice que “vivir es contar con los demás”, es evidente que propone como uno de los valores de la existencia la relación recíproca del individuo y la diversidad, de lo uno y lo plural. Uno de sus libros más célebres, La rebelión de las masas, de los años veinte, no es como han creído algunos gobernantes el asentimiento a esa rebelión sino su crítica, y buscaba, justamente, que la masificación no destruya en el hombre moderno la noción de individuo y el sentimiento ético y estético de los valores. La cultura es uno de esos valores, el más alto quizá. Y cultura y democracia van de la mano, por el hecho mismo de que ambas nacen de la libertad, y ambas nos hacen sentir que estamos en el universo como si estuviéramos en casa. Y al revés. Porque, además, ambas son lo que se opone a las fuerzas de la destrucción.

En cuanto a Camus, por quien siento mayor simpatía, es uno de los intelectuales que mayor respeto ha tenido por el otro, aunque éste sea el peor enemigo. Sus Cartas a un amigo alemán es un reconocimiento al alemán como hombre y un rechazo al nazi que hay en él. Lo mismo puede decirse de El hombre rebelde: un reconocimiento al hombre comunista y un rechazo al fanático comunista. Aunque, por supuesto, no ponía en el mismo nivel al nazi y al comunista. Un comunista, sin dejar de serlo, puede actuar en un régimen democrático. Un nazi ya es más difícil que actúe en un régimen democrático, y si lo hace quizá lo haría de mala fe.

SC: ¿Por qué la democracia requiere modestia, como dice Camus, y por qué la modestia es tan difícil de alcanzar? Pareciera que en los despotismos y en las servidumbres hay una necesidad de escapar de lo humano por encima o por debajo, de convertirse en superhombres o en infrahombres.

GS: Ya sólo por el hecho de que es renuente al culto a la personalidad, la democracia es modesta. Al permitir la libre expresión y el derecho a la crítica, está sometida a la observación de los otros, a la aprobación o al rechazo de los demás. Vivir en democracia es vivir en la cultura de la controversia. Cualquiera que sea su talento, el dirigente democrático es un hombre normal que no vive presa del furor profético, que no es conciencia de un país ni se inmola por su patria. Por lo demás, las obras de la democracia nunca deben ser monumentales, si construyen represas hidráulicas, por ejemplo, es para dar luz y energía eléctrica al país, no para hacer propaganda. Lo que la distingue de los regímenes despóticos es que habla y hace para la verdad, no por puro proselitismo.

SC: En el pensamiento y en la vida política contemporánea hay una tendencia a oponer o a pensar que se deben equilibrar justicia y libertad. Sin embargo un asunto moral se olvida en ese caso: que para tratar como persona al otro hay que considerar sus legítimos intereses y compromisos, hay que considerarlo a él como el individuo que es. ¿Qué relación guardan entonces la moralidad, la libertad y la justicia?

GS: Sí, claro, y de esta oposición privilegiando la justicia social se han valido ciertos regímenes no muy democráticos. Por ejemplo, en nuestro país, el movimiento que lleva al poder a Chávez proclamaba que su misión era saldar la deuda social que habían dejado los cuarenta años de gobiernos democráticos. Lo que equivalía a decir que todos los partidos que participaron en esos gobiernos (prácticamente todos, exceptuando el Partido Comunista) eran innecesarios e inútiles: era la democracia protagónica contra la partidocracia. Pero resulta que catorce años después, la deuda social que deja el chavismo parece comprometer gravemente la honestidad de esa justicia: no sólo se ha beneficiado, digamos, a la pobreza que por necesidad, entre otras razones, se somete al benefactor; también se han malgastado presupuestos millonarios que si se hubieran empleado con honestidad y eficiencia no existiría ni un pobre en el país. Para no hablar de los privilegios materiales que se han dado a funcionarios del régimen, a militares venales y a jueces todavía más venales, a jerarcas del aparato político y represivo. Sin libertad no hay moral, decía un filósofo que elogió a la Revolución Francesa, y sin moral no hay justicia alguna. Es evidente que la justicia social que ha hecho el chavismo resulta poca cosa al lado de la casi nula justicia constitucional que ha ejercido, y que es el mayor escándalo moral que ha ocurrido en nuestro país desde la época de Juan Vicente Gómez. El prontuario de este régimen aumenta cuando nos damos cuenta de que ha jugado con la necesidad de los oprimidos y se ha buscado quizá –dada la propaganda que hace– a los más oprimidos de los oprimidos (incluyendo el talento individual) para hacer su despliegue de filantropía. El mismo filósofo que cité antes decía (hace 300 años) que no hay peor despotismo que los gobiernos paternalistas cuya razón constitutiva es ser benevolente (dadivoso) con el pueblo, al que no respeta y tiene entre sus manos. La Venezuela chavista ortodoxa es un ejemplo que casi viene al molde de este juicio.

SC: La religión debe ayudar a los fines del Estado, dice Spinoza. Camus, por su parte, habla de una fe difícil en su discurso de 1957. Es como si lo religioso permaneciera en estos autores para enseñar al hombre sus límites y la necesidad de vida comunitaria e instituciones que los compensen. ¿Podría hablarnos de este tema?

GS: De Spinoza se escoge un texto en el cual dice expresamente que uno de los fines del Estado es garantizar la libertad de pensamiento y expresión para que los ciudadanos se realicen plenamente y no gasten sus energías en las guerras y en el odio. Al mismo tiempo el Estado fomenta la libertad religiosa, pues la pluralidad humana se manifiesta en la pluralidad religiosa. El hombre se realiza en la libertad porque así siente más profundamente su ser. La libertad es una manera de vivir más intensamente o más humanamente la vida, pues le comunica más cordialidad a la vida y la hace más alegre. Sólo por una superstición cruel hay cierta creencia que no acepta que la alegría forme parte del gusto por la vida, dice Spinoza. Con lo cual parece corregir la religión de la Biblia, al todo es polvo y ceniza, al todo es vanidad. Si el hombre democrático tiene conciencia de sus límites es porque su propia meditación le revela esos límites y le hace ver la vida como algo sagrado. Y en esto, creo, Camus continúa su visión: “Toda cosa se esfuerza por perseverar en su ser”, es una de las máximas de Spinoza, y este esfuerzo por perseverar en su ser es lo que lo hace indestructible (una idea también de Kafka) y no es ninguna tendencia distinta de la naturaleza de ser. “Toda naturaleza es una manifestación de la potencia de Dios”, comenta Alain en un libro famoso sobre Spinoza de 1935 y que podría ser un breviario filosófico para el hombre democrático. Advierte que el Dios spinoziano no es opresivo sino que permanece distante dejando en libertad al hombre. Por cierto, fue leyendo Literales de Tal Cual, por un ensayo de Fernando Savater, que me enteré de la existencia de este libro y su reedición española.

SC: Hay un solo texto de un autor venezolano en la selección del libro, la impresionante reflexión de Mariano Picón-Salas sobre la palabra revolución, todavía hoy aceptada con una unilateral connotación positiva. Al final de ese texto, Picón-Salas diferencia entre el político normal y el endemoniado, al que caracteriza la sequedad del corazón y el destierro afectivo. ¿Qué es lo que caracteriza al político? ¿Qué lo diferencia del revolucionario?

GS: Picón-Salas (también un spinoziano) fue uno de los primeros escritores venezolanos que asumió una actitud franca frente al comunismo. En 1937 publica un ensayo titulado “Los anticristos”, nombre con el cual califica a todos los extremistas de izquierda y de derecha (comunistas, nazistas, cristianos franquistas). Los identifica por la pasión fría que encarnan, por la discordia entre los hombres que cultivan y por la desmesura de querer cambiarlo todo, ese furor destructivo que los enajena para la acción justa. Los anticristos son los personajes de Dostoyevski, especialmente de Los endemoniados. En política son los gobernantes que viven en trance de convertirse en déspotas. Lo contrario es el político que emplea la mesura, y cuya acción se guía por lo posible y no por utopías que terminan siendo peores que lo que quieren corregir. En el ámbito nacional y específicamente político, Picón-Salas definió su posición crítica del comunismo en 1941, con ocasión de la primera sucesión presidencial después de la dictadura gomecista. Publicó un libro titulado 1941, Discurso a la Nación, en el que sostenía que cualquier candidato presidencial debía prescindir del compromiso con los comunistas. Esgrimía razones fundamentales: la idea de la lucha de clases, principio básico de los comunistas, hacía imposible toda organización nacional democrática en los diversos órdenes de la vida en un país que, como él decía, llegó tarde a la modernidad. No hay que engañar al país sino comprenderlo y ayudarlo a alcanzar las metas de la vida civilizada, decía Picón-Salas. Su ayuda fue notable en la Educación: inspiró la creación del Instituto Pedagógico, fundó la Facultad de Filosofía y Letras, la Revista Nacional de Cultura y las ediciones populares del Ministerio de Educación, y echó las bases del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA). Fue en verdad el mejor guía de una Educación democrática en el país.

SC: En el fragmento que selecciona de Isaiah Berlin se habla de “la herencia inquietante del movimiento romántico”. Esta caracterización dice ya que hay otra herencia romántica a la que no podríamos renunciar y que está presente en nuestra idea moderna de libertad individual. ¿Podría hablarnos un poco de esas dos posibilidades de romanticismo en el ámbito de la vida política?

GS: El tema es paradójico e inquietante y no es fácil de comprender a primera vista. Lo que no se le escapa al propio Berlin. Por un lado la idea de las utopías dominó el pensamiento occidental hasta el siglo XVIII. Por otro lado, está la reacción del movimiento romántico alemán a fines de ese siglo y su influencia en muchos países europeos. Así como las utopías con su ideal de un mundo justo y perfecto, y la unidad racional del pensamiento, podían degenerar en despotismos uniformadores que negaban la individualidad y la diversidad, el movimiento romántico alemán también vindicó por otra parte la vida afectiva y pasional del hombre concreto, su voluntad creadora que no se sometía a una verdad absoluta. Pero al mismo tiempo, se daba comienzo al nacionalismo y al populismo, degenerando a veces en un irracionalismo extremo y sectario, y, como dice Berlin en otro de sus libros, “a la idolatría del héroe y del líder y, finalmente, al fascismo”. Pero cómo negar el valor humano que tuvo en su momento el mito de la utopía, y aún lo tiene como horizonte de posibilidad ideal. De igual modo, cómo negar el valor humano de la idea romántica de la diversidad, del espíritu de los pueblos, del yo creador. Nietzsche es un descendiente de esta tradición romántica y su Zaratustra –el héroe de la voluntad– no es culpable de que el nazismo lo tomara como suyo. Tampoco la utopía es culpable del stalinismo o de cualquiera de sus abortos últimos.

SC: “¿Cómo curar a un fanático?” Le repito esa gran pregunta con la que comienza el extraordinario texto del escritor Amos Oz, en el que el fanatismo se muestra como una pulsión más vieja que la religión y que la política.

GS: El fanático cree que hay una verdad absoluta y que él la representa. Por lo tanto se cree siempre en una situación de superioridad intelectual que hace imposible el diálogo con el adversario. Un caso extremo de fanatismo fue cuando Bin Laden intentó acabar con Nueva York. Otro igualmente parecido en intensidad sería el del hasta hace poco Presidente de Irán, Amadinejad, quien prometía borrar del mapa a Israel. Amos Oz, no obstante su cultura occidental, es un hombre del Medio Oriente, nació en Jerusalén, se educó allí, peleó en las guerras de los “Siete días” y del “Youm Kippur” contra los países árabes. Pero desde entonces es un pacifista activo y ha fundado junto a otros intelectuales de dos nacionalidades el movimiento Paz Ahora, que propicia la existencia tanto de Israel como de Palestina y cuyo lema es que ya no hay que elegir entre uno y otro país, sino elegir la paz. Es decir, la convivencia y la coexistencia. Oponerse al fanatismo es oponerse al extremismo intolerante. La esencia del fanatismo consiste en el deseo de obligarnos a cambiar y así redimirnos.

Bin Laden actuó por amor –dice Amos Oz–: quería salvar a los norteamericanos y a nosotros, los judíos del capitalismo, mientras que Amadinejad actúa con odio, quiere eliminarnos, borrarnos del mapa. Es un exterminador como Hitler. (Por cierto, ha sido muy bien recibido en la Venezuela de hoy). También sostiene Oz que el fanatismo no es inherente al islamismo, que es anterior a cualquier religión e ideología. Por supuesto que hay musulmanes que no son fanáticos y ahora mismo un moderado ha ganado las elecciones presidenciales en Irán. En verdad, una manera de curar el fanatismo o impedir que nos volvamos fanáticos es leer textos como éstos de Amos Oz, y leer algunas de sus novelas. A pesar de haber vivido en una atmósfera de fanatismo, él es un maestro de la concordia, de la simpatía, y también del humor: un narrador cuyos textos misteriosos y sencillos nos hacen vivir por sí mismos por su don poético, por su libertad fabuladora y relacionante y por lo que contienen: un acto de solidaridad entre los seres y sus cosas y sus hábitos, o algo todavía más estimulante, un arte del suspenso en sus actos, entre el deseo y el amor, entre la fantasía y la memoria. El mismo mar (1998), por ejemplo, es la historia de un amor, o varios simultáneos, que por sublimado se vuelve más erótico, más entrañable por ser a un tiempo la bitácora de lo no realizado y lo añorado, la pequeña Odisea de las aventuras con que nos purificamos, y que nos hacen vivir y revivir una y otra vez cuando las leemos con gratitud”.




 

Guillermo Sucre, (Tumuremo, 1933) 
"Poeta y crítico literario venezolano. Profesor de literatura hispanoamericana en diversas universidades, es autor de ensayos literarios y poemarios y traductor de autores como André Breton, Saint-John Perse, William Carlos Williams y Wallace Stevens. Hija de la lucidez y del rigor, su poesía evita sin embargo los extremos del formalismo al hallarse animada por una inmediata calidad sensual y la búsqueda de una forma entrañable y vital de sabiduría. Sus libros más importantes son Mientras suceden los días (1961), La mirada (1970), En el verano cada palabra respira en el verano (1976), Serpiente breve (1977) La vastedad (1988) y La segunda versión (1994). De su obra ensayística sobresale La máscara, la transparencia (1975), estudio ambicioso y cabal acerca de la aventura de la poesía hispanoamericana del siglo XX que tuvo amplia resonancia internacional y que constituye una referencia imprescindible, prescindiendo de la postura que se adopte frente a sus planteamientos. Borges, el poeta (1967) es otro buen ejemplo de la calidad y complejidad de sus estudios literarios..."









¿De qué sirve el profesor? Por Umberto Eco

 
Por Umberto Eco

Para LA NACION

¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?"

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios –que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).
El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo". 

(Traducción: Mirta Rosenberg) La Nacion/L’Espresso (Distributed by The New York Times Syndicate)

Imagen:  Caricatura: Kovensky
 Fuente: http://www.lanacion.com.ar/910427-de-que-sirve-el-profesor

Temas difíciles: Identidad sexual en los libros para niños; por Pez Linterna


Temas difíciles: Identidad sexual en los libros para niños; por Pez Linterna


Por Pez Linterna | 17 de Julio, 2013
 
TEMAS DIFICILES_Julia

Julia tiene esos raros juegos que disgustan a sus papás. Habla con su gato, se esconde a la hora del baño y detesta que la peinen. La niña está clara en las cosas que quiere y las que no quiere. Incluso, si pudiera, sería pelirroja. La seguridad que tiene en sí misma hace que constantemente los adultos obliguen a Julia a ser más “normal”. Al fin y al cabo, un niño debe hacer “las cosas como todo el mundo”. Pero Julia no es como los demás, no puede serlo jamás porque tiene sombra de niño.

TEMAS DIFICILES_OliverJulia, la niña que tenía sombra de niño fue un libro editado originalmente en Francia en 1976 bajo el sello La sonrisa que muerde. Esta colección nace a partir del trabajo de un  colectivo que, impulsado por Christian Bruel, autor de este primer álbum, busca abordar temas difíciles para los niños sin perder su calidad literaria ni su concepto gráfico. Ellos buscaban que el lector niño, joven o adulto, no solo tuviera la capacidad de imaginar, sino también de pensar y rebelarse. Esta primera edición del libro, ilustrado por Anne Bozellec, vendió más de cinco mil ejemplares en su primer tiraje. En 1980, el libro se tradujo en España bajo el título Clara, la niña que tenía sombra de niño. En esta reedición, partes del texto están censuradas en la forma en que el narrador aborda el encuentro de la protagonista con su sexualidad. Sin embargo la censura no le restó impacto al libro, que buscaba luchar contra la imagen estereotipada de los niños y las niñas. En la actualidad, se retomó el interés por el texto original, una nueva publicación por la parte de la editorial colombiana Babel. También en España se reeditó el texto íntegro, con un ligero cambio de formato, en la editorial El jinete azul.


TEMAS DIFICILES_RosaCarameloEn los setenta, Adela Turín también concebía la colección A favor de las niñas con la editorial Lumen. Este sello, con tintes más feministas, buscaba dar cabida a la lucha de la mujer en la sociedad, sin caer en lo panfletario. Rosa Caramelo, editado actualmente por Kalandraka, fue escrito por la misma Turín e ilustrado por Nella Bosnia. Una elefanta gris trata de hacerse un espacio en medio de una manada de elefantes rosas, cuestionando lo establecido como “normal” dentro de la sociedad. En 1979, de forma independiente, el autor e ilustrador Tomie De Paola creó Oliver Button es una nena, libro también polémico que desafía la mirada del adulto sobre la independencia del niño. El título alude a un grafiti que hacen en el colegio el día en que el niño protagonista del libro decide ser bailarín. En esta época la literatura para niños estaba dando heroicos saltos sobre la construcción de la niñez para otorgarles, desde la creación, su derecho a una identidad propia. Los temas universales abordados en estos libros sirvieron también para que distintos grupos de diversidad sexual se identificaran y vieran en ellos la reivindicación de su lucha.

Actualmente, las redes sociales hacen eco de un libro alemán para niños que trata la reivindicación de los derechos de las parejas homosexuales. Esta especie de cartilla es un éxito en Tumblr. En ella se muestra la relación de un hijo con su padre y el novio de este, de forma sencilla y con un trabajo plástico elemental. El impacto es la constante discusión, nunca agotada, sobre los derechos de las comunidades homosexuales. Pero estos libros no son una novedad, son varios, pero muchos de ellos son censurados o distribuidos en específicos lugares de interés de la cultura de la diversidad.


TEMAS DIFICILES_ReyReyRey y rey, de las escritoras Linda De Haan y Stern Nijland, fue editado en el 2000 y traducido al español en 2004 por la editorial Serres. Su historia es un sencillo relato de tradición clásica pero donde dos príncipes se enamoran, se casan y son tan felices que comen perdices. Su publicación y posterior montaje teatral en 2008 fueron algunos de los motivos para censurarlo, generando juicios y polémicas en Estados Unidos, Inglaterra y Viena. Muchos padres condenaron que la historia mostrara la relación entre dos hombres como algo maravilloso y natural. El libro “promocionaba actos ilegales”. Este cuento ilustrado juega con el estereotipo desde sus imágenes, con el uso del color rosado, de texturas y trajes de los personajes, pero la idea era dar un primer paso a la reflexión sobre el concepto de normalidad en las sociedades contemporáneas. En Venezuela, este libro fue reconocido en el 2005 como parte de Los Mejores del Banco del Libro, iniciando el mismo enfrentamiento con adultos que veían con espanto que la institución no solo promocionara este libro, sino que además lo vendieran en su librería.


TEMAS DIFICILES_TresConTangoEs cierto que, en la actualidad, son pocos los libros para niños que se editan sobre personajes de identidades sexuales diversas. También son pocos los lectores que se atreven a acercarse a ellos sin prejuicio. Sin embargo, en España la lucha por los derechos de comunidades homosexuales crea un espacio idóneo para la publicación de libros, aunque algunas veces con poco acierto sobre el tema. Pocas son las historias que, apartando el tono de protesta o inclusión, dan con la riqueza literaria que hace disfrutar de un libro, independientemente del tema. Pero también es cierto que la mayoría de ellos son víctimas de una lectura censora, condenatoria y abusiva. Ejemplos como los de Ferdinando, el toro de Munro Leaf editado por Lóguez o Tres con Tango de Peter Parnell e ilustrado por Justin Richardson y editado por Serres son importantes de resaltar. Son libros que entretienen, enternecen y favorecen el desarrollo de la creatividad y los espacios de tolerancia en los niños.
Julia, por ejemplo, tenía una sombra de niño. No la forjó ella ni sus padres ni tampoco estaba en los libros que leía ni en los juegos que jugaba. Estaba detrás de ella. No le gustaba, por eso buscó un lugar donde enterrarse y hacerla desaparecer. Pero no sirvió. Enterrar los temas difíciles no hace que desaparezcan. Siempre estarán las dudas y el espacio para reflexionar sobre las personas, el mundo y sus ideas, es la infancia. Esto permitirá que cualquier  niño, sin importar cómo sea, pueda caminar sereno con su sombra única y personal".


Pez Linterna  Isabella Saturno y Freddy Gonçalves, a cuatro manos, revisan la historia, temas y novedades de la literatura infantil y juvenil. Puede visitar la página oficial de Pez Linterna y seguirlos en Twitter en @pezlinterna 
 
Fuente: http://prodavinci.com/blogs/temas-dificiles-identidad-sexual-en-los-libros-para-ninos-por-pez-linterna/
(O ver el original en la página de Pez Linterna)
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