
En el Renacimiento, cuando despertó el interés por las hablas vulgares, aparecieron los primeros diccionarios de lenguas europeas, con frecuencia llamados tesoros, por las riquezas que encerraban. Con algo de retraso frente a ellas, en 1611 —justo entre las dos partes del Quijote— aparecía el Tesoro de la lengua castellana o española”.
Para leer más ir a:
http://jamillan.com/covarr.htm
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